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Romanos 12:17- 21. Qué están viendo las personas en nosotros.

Renovación de la mentePor Héctor Cruz2, Dec 2025
Romanos 12:17- 21. Qué están viendo las personas en nosotros.

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Qué están viendo las personas en nosotros.

Romanos 12:17: «No paguéis a nadie mal por mal; procurad lo bueno delante de todos los hombres.

En Mateo 5:39, Cristo nos enseña a no reaccionar como lo haría el incrédulo. Si devolvemos mal por mal, seríamos una especie de agentes multiplicadores del mal, y Dios no nos ha puesto para ser multiplicadores del mal. Dios nos ha llamado a interrumpir el ciclo del mal y responder con el bien.

En una compañía donde trabajé, cuando estábamos en grupo y alguien hacía un comentario negativo sobre una persona ausente, uno de los líderes siempre decía: “Recuerden: no hablamos mal de nadie que no esté presente.”

La respuesta del creyente ante el daño recibido no debe estar marcada por la venganza, el resentimiento o la amargura. Nuestra respuesta frente al agravio debe estar marcada por la paciencia y el perdón; de esta manera reflejamos el carácter de Cristo.

En la Biblia aparecen dos discípulos de Jesús, quienes fueron apodados “los hijos del trueno”. Ellos fueron donde el Señor a quejarse de que los samaritanos no los trataron bien. ¿Y qué crees que le propusieron al Señor? Podemos verlo en Lucas 9:54.

No propusieron: “Señor, vamos a quemarles las casas a algunos de ellos”, o “Señor, derríbales sus casas”. Pidieron que descendiera fuego del cielo y los consumiera. Y añadieron: “Señor, estamos siendo bíblicos, porque eso lo hizo Elías.”

En Romanos 12:2, Dios nos llama a dejar de lado la manera de pensar mundana y a adoptar la mentalidad de Dios.

Los que se convirtieron ya de adultos: a ninguno de nosotros, cuando éramos niños, nos enseñaron a poner la otra mejilla. Más bien, muchos escuchamos frases como: “¡Si te pegan, pega tú también! Y si no pegas, te pego yo cuando llegues a la casa.”

Cuando alguien nos hace algo malo, podríamos dejarnos llevar por la ira, y bajo esa influencia comenzar a pensar en cómo vamos a retribuir lo que nos hicieron.

Lo peor es hacerle mal a alguien que no nos ha hecho nada. ¿Qué le hizo Abel a Caín? Nada… solo que su vida agradaba a Dios, y eso le despertó envidia.

Cuando reaccionamos con bondad y paciencia frente al agravio, demostramos que el evangelio cambia vidas. El punto es que las personas deben poder ver lo que es bueno por medio de nuestra conducta. De otra forma, ¿Cómo sabrán lo que es bueno si no se lo mostramos con acciones?

Hay un pensamiento famoso que dice: Cada vez pongo más atención a lo que los hombres hacen y menos a lo que dicen. Seríamos como los fariseos, que decían y no hacían.

En el Salmo 4:6 dice: «Muchos son los que dicen: ¿Quién nos mostrará el bien? Alza sobre nosotros, oh Jehová, la luz de tu rostro».

Se cuenta que en un pueblo se reunieron para decidir qué era “el bien”. Uno dijo: “McDonald’s gratis cada domingo”. Otro: “Hacer lo que me dé la gana”. Otro más: “Que todos piensen como yo”. Entre estas ideas, un niño preguntó:

—¿Y si le preguntamos a Dios?

Hubo silencio.

El alcalde, algo incómodo, concluyó:

—Reunión cerrada. Seguiremos buscando “el bien” la próxima semana.

Y en Romanos 12:18 dice: Si es posible, en cuanto dependa de vosotros, estad en paz con todos los hombres. Tenemos que hacer lo máximo posible para mantener la paz donde estemos. Dios es quien nos va a mostrar cuando no es posible estar en paz con algunas personas.

En la Biblia hay un buen ejemplo de alguien con quien era imposible llevarse bien: Diótrefes, mencionado en 3 Juan 9–10. Y lo interesante es que quien lo señala es Juan, conocido como el apóstol del amor, mostrándonos que hay personas que realmente son un caso perdido.

Así es como Dios nos transforma: años atrás Juan pedía que descendiera fuego, pero ahora nos llama a amarnos unos a otros.

No siempre vamos a poder estar en paz con todos, pero deberíamos ser conocidos como pacificadores, no como incendiarios que provocan el conflicto.

Seguid la paz con todos, y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor. (Hebreos 12:14)

La pregunta es: ¿Ya hice todo lo posible para estar en paz con esa persona?

En Romanos 12:19–21 leemos: No os venguéis vosotros mismos, amados míos, sino dejad lugar a la ira de Dios; porque escrito está: Mía es la venganza, yo pagaré, dice el Señor.

Así que, si tu enemigo tuviere hambre, dale de comer; si tuviere sed, dale de beber; pues haciendo esto, ascuas de fuego amontonarás sobre su cabeza.

No seas vencido de lo malo, sino vence con el bien el mal.

¿Usted ha visto esas discusiones donde un creyente está discutiendo ferozmente con un incrédulo, y llega el punto en que el creyente comienza a vaticinarle que Dios va a traer sobre él algo parecido a las plagas de Egipto, diciéndole que se prepare?

Romanos 12:19 nos exhorta a dejar que Dios juzgue nuestra causa y a que nosotros demos vuelta a la página. Tomar justicia por cuenta propia demuestra que no le creemos a Dios, que Él es quien va a juzgar. Dejarlo en sus manos es un acto de fe y descanso.

Romanos 12:20: «Así que, si tu enemigo tuviere hambre, dale de comer; si tuviere sed, dale de beber; pues haciendo esto, ascuas de fuego amontonarás sobre su cabeza».

El amor práctico hacia el enemigo puede producir en la otra persona un sentimiento de vergüenza que la lleve al arrepentimiento.

La mejor manera de perder un enemigo es tratarlo como un amigo.