Volver a Recursos

Romanos 13: 1-7. Llamados a perecernos a Jesús.

Renovación de la mentePor Héctor Cruz1, Dec 2025
Romanos 13: 1-7.  Llamados a perecernos a Jesús.

Este recurso cuenta con audio

Romanos 13:1-7 RVR1960

Sométase toda persona a las autoridades superiores; porque no hay autoridad sino de parte de Dios, y las que hay, por Dios han sido establecidas. De modo que quien se opone a la autoridad, a lo establecido por Dios resiste; y los que resisten, acarrean condenación para sí mismos. Porque los magistrados no están para infundir temor al que hace el bien, sino al malo. ¿Quieres, pues, no temer la autoridad? Haz lo bueno, y tendrás alabanza de ella; porque es servidor de Dios para tu bien. Pero si haces lo malo, teme; porque no en vano lleva la espada, pues es servidor de Dios, vengador para castigar al que hace lo malo. Por lo cual es necesario estarle sujetos, no solamente por razón del castigo, sino también por causa de la conciencia.

Esta carta fue escrita en tiempos de Nerón, cuyo reinado se caracterizó por la opresión y crueldad hacia los cristianos. Y para tener un panorama más amplio de la época, apenas unos años antes había gobernado Calígula (37–41 d.C.).

Nos llama mucho la atención cuando vemos a algún cristiano vociferando públicamente contra algún presidente. Deberíamos recordarle este versículo y cuándo se escribió.

A pesar de los muchos pecados de los gobernantes de turno, el llamado de Dios es muy claro: tenemos que reconocer que las autoridades han sido permitidas y puestas por Dios.

Y podríamos pensar en el peor presidente de los últimos 30 años en nuestra nación, aun así, fue Dios quien lo puso ahí.

Podemos ver en Daniel 2:21 donde dice que Dios quita y pone gobernantes. Así que ningún presidente está gobernando por una casualidad del destino; más bien están gobernando por causalidad: hay una causa. La causa es que Dios lo permitió. La casualidad es el lenguaje del incrédulo. La causalidad es el lenguaje de la Biblia.

Someternos a la autoridad no solo es por temor al castigo, sino como un acto de obediencia y testimonio delante de los hombres. El mensaje que enviamos es que sí respetamos la autoridad. Al igual que muchos otros mandamientos, este no fue escrito para un tiempo específico.

Como creyentes, estamos llamados a reflejar la vida de Cristo en esta sociedad que se opone a Él, y cuando respetamos a las autoridades estamos dando el ejemplo. Vemos en Mateo 17:24-27 a Jesús dando el ejemplo de respeto a la autoridad. Y también podemos revisar Mateo 22:17-21.

Como creyentes, estamos llamados a influir en este mundo caído; así es como se produce el verdadero cambio. Revisemos Proverbios 11:10.

Nos quejamos de los ambientes en los que vivimos y de lo que ocurre en nuestro entorno, pero la pregunta es: ¿Qué estamos haciendo para cambiar las cosas?

Las cosas no las va a cambiar el Ministerio de Educación; la mayoría ni siquiera sabe cómo lidiar con la violencia en las escuelas.

Hay otros apóstoles dentro de las escrituras que nos exhortan a tener la misma actitud con las autoridades. Observa lo que dice 1 Pedro 2:13-15.

Este mandato también incluye que los menores de edad se sometan a sus padres. En la escuela, los jóvenes deben someterse a sus maestros y profesores. Hace 30 años era impensable que los padres fueran a las escuelas a repartir puñetes a los profesores porque supuestamente trataron mal a sus hijos.

¿Qué orden podríamos esperar de una sociedad donde la gente no respeta ninguna autoridad?” Eso sería como en la película El Guasón, donde se vive en un caos.

Vivimos en una sociedad donde la mayoría piensa que no hay límites y que no hay que rendir cuentas.

El hogar es el primer lugar donde la autoridad comienza a debilitarse: cuando el padre dice algo y la madre lo contradice, el hijo percibe la falta de liderazgo y termina aprovechándose de la situación, inclinándose hacia el consejo más débil y fácil.

En este tiempo la autoridad en cualquier ámbito ha sido disminuida y burlada, y por eso la sociedad anda maltrecha. No se respeta a los padres en el hogar, a los maestros en la escuela, ni a las leyes. El resultado es el desorden y el aumento de la violencia.

Días atrás un diputado le pegó a otro diputado en la Cámara Legislativa, y le comentaba ese hecho a una persona, y me decía que ese tipo de actitudes estaba bien.

Y cuando la Biblia dice “a toda autoridad”, esto también incluye la autoridad en la iglesia.

¿Por qué tendrías que someterte a la autoridad de la hermana Sultana o Mengana? ¿Por qué son más grandes, sabias, inteligentes o saben más Biblia? Simplemente porque Dios nos está poniendo el examen del respeto a la autoridad, y cuando Dios te pone el examen del respeto a la autoridad, tú no puedes fracasar y esperar obtener la bendición de Dios.

Antes de que podamos llegar a liderar, debemos aprender a seguir a otros líderes, más allá de las diferencias. Nuestro corazón está en el lugar correcto cuando dejamos de insistir en que se haga nuestra voluntad y aprendemos a someternos a otros; eso fue lo que hizo Cristo.

Observa lo que dice Filipenses 2:8-9.

En el trabajo hay que someterse a la autoridad; si hay un jefe malo es porque Dios lo permite.

La motivación principal para someternos a las autoridades no es conveniencia, sino obediencia: “por causa del Señor”.

También tenemos Tito 3:1-2. Recuérdales que se sujeten a los gobernantes y autoridades, que obedezcan, que estén dispuestos a toda buena obra. Que a nadie difamen, que no sean pendencieros, sino amables, mostrando toda mansedumbre para con todos los hombres.

No solo se trata de cumplir las leyes, sino de cultivar las actitudes correctas, que son las que los hombres van a ver.

Obvio que en todo lo que hemos hablado está la excepción de Hechos 5:27-29.

La sumisión a las autoridades tiene un límite: cuando las leyes humanas exigen desobedecer a Dios. En ese caso, la fidelidad a Cristo está por encima de toda autoridad humana.

Daniel sirvió fielmente a reyes paganos sin comprometer su fe. Respetó la autoridad, pero cuando se le ordenó adorar a otro dios, permaneció firme en obedecer al Señor.

Cuando la autoridad exige algo contrario a la Palabra de Dios, debemos mantenernos firmes, pero siempre con respeto y mansedumbre.